Por Andrea Ughetti

Por: Andrea Ughetti

En nuestras publicaciones recientes hemos destacado la importancia del aprendizaje, del entrenamiento constante y continuo, muy especialmente en este momento de cambio permanente que estamos transitando con la Era Digital.

No solo debemos trabajar en los nuevos conocimientos a adquirir, sino en el modo de adquirirlos y cómo retenerlos, para luego realmente asimilarlo y contar con el cambio de comportamiento y/o habilidades buscadas.

El debate sobre la curva del olvido y de cómo superarla está planteado en el mundo. En los últimos años, quedó demostrado que solo el foco en la asimilación de la información no garantiza su aplicación. Y aquí es donde surge entonces la necesidad de los denominados refuerzos de entrenamiento.

No hay dudas que el contenido es necesario para transmitir conocimiento y habilidades. Sin embargo, el trabajo de los entrenadores no se acota exclusivamente a brindar un entrenamiento, sino que es fundamental continuar vinculado y trabajando posteriormente a la actividad. Así, se colabora en la creación de la «cultura del conocimiento» y del aprendizaje continuo.

En muchos casos, se ha invertido dinero y tiempo en desarrollar e-learnings, mejorar o rediseñar herramientas como LMSs, para agilizar el aprendizaje y lograr continuidad. La experiencia ha demostrado que esto no es suficiente. No se logra un real refuerzo del conocimiento que nos lleve al objetivo final, que es del cambio de comportamiento.

¿Dónde debemos enfocar el entrenamiento entonces? ¿Cómo deben ser definidos los programas? Es necesario relacionar cada individuo y situación con un objetivo específico. Y trabajar en lo que se denomina learning journey o viaje de entrenamiento o proceso de aprendizaje, en español.

Un learning journey no es la suma de eventos o actividades de capacitación. Hay tres componentes que deben alternarse y complementarse:

  1. Evaluaciones.
  2. Micro aprendizaje.
  3. Refuerzo.

Esto implica que se debe pensar en un aprendizaje adaptativo y flexible, razón por la cual, una de las actividades más importantes a considerar en los programas son los conectores entre una actividad y otra, clave para el cumplimiento de los objetivos. Se pueden situar en medición de resultados e incluyen: evaluaciones, solicitudes específicas de los alumnos, visión de los entrenadores, feedback de los gerentes, encuestas sobre aplicación de lo aprendido, entre otros.

Por lo tanto, un proceso sin análisis y evaluación de resultados no nos permitirá abordar una solución única, específica, por lo que al diseñar los viajes de aprendizaje, la clave es encontrar el equilibrio entre evaluaciones, micro aprendizaje y refuerzo. De lo contrario no alcanzaremos un aprendizaje adaptativo como habitualmente todo ser humano lo requiere.

El foco estará en el enfoque modular, personalizado y guiado al cambio de comportamiento. Y la aplicación de la solución de “refuerzo” obligará al alumno a autogestionarse, y a obtener habilidades de aprendizaje independientes, lo que redundará en mayor motivación.

Como mencionamos, el otro punto que requiere especial atención es el microaprendizaje. La tecnología e Internet han facilitado el acceso a la información, pero también llevaron a un cambio de mentalidad: “lo quiero todo ya”. Por lo que ahora la capacidad de atención ha disminuido a menos de 10 minutos.

Por este motivo, pequeños pasos, mantienen activa la memoria y facilitarán el digerir, entender y recordar, guiándonos a grandes resultados.

Se presume que hacia el final de la presente década, cada individuo conducirá su propio viaje de aprendizaje, junto con su propio ecosistema para mejorar el rendimiento y crear impacto en su lugar de trabajo. La capacitación no siempre es fácil, menos aun ante los desafíos a los cuales nos enfrentamos en la Era Digital. Como sostiene el autor William Pollard: «El aprendizaje y la innovación van de la mano. La arrogancia del éxito es pensar que lo que hiciste ayer será suficiente para mañana».

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